Resultados Segunda Visita

Segunda visita del PTA y del PNLE a San Javier

La segunda visita tuvo como objetivo principal la observación de clases y la reflexión de los docentes sobre su práctica.  Asimismo, se les entregó y analizó el nuevo formato de planeación con el compromiso de que lo utilizaran para planear al menos 3 clases de matemáticas y lengua castellana, reunidos en CDA.  Por último, se completó la primera visita del PNLE, replicando algunas actividades de lectura.

CDA de la I.E.A. San Javier


Visita de Observación a la Sede El Salto

A la E.R.M. El Salto sólo se puede llegar a pie o en mula.  La tutora, como era de esperarse, hizo el recorrido en mula (hora y media de camino a paso suave).

Tutora a la salida de San Javier

Tutora a la salida de San Javier


Padre de familia que nos acompañó en el recorrido

Paisajes del camino

Paisajes del camino


Paisajes del camino

La lluvia amenaza en caer

Río Sevilla

Tutora atravesando un puente de madera sobre el río Sevilla

Tutora

Rector de la I.E.A. San Javier

Rector de la Institución Luis Enrique Núñez Noriega

Al ritmo de la mula Muñeca sobre los estrechos senderos


Llegada a la Escuela en lo alto de una montaña

La docente Martha Luz Gutiérrez Díaz nos recibe en su Escuela

Padre de familia

Estudiantes del multigrado Escuela Nueva

Estudiante de Octavo Grado en el multigrado El Salto

Martha Luz Gutiérrez docente de multigrado.  Aparte de las libretas, lápices y plumeros de los estudiantes y de los dos tableros en acrílco, no se observaron materiales didácticos

Estudiante de la Sede El Salto

La docente Martha Luz Gutiérrez Díaz tiene a su cargo de 0°a 8° (no cuenta con recursos didácticos)

Rector explicando a la docente el motivo de la visita

Estudiantes durante la clase

Tutora, estudiantes, docente y rector

Tutora, estudiantes, docente y rector

Padre de familia indígena

Tutora, rector y niños indígenas estudiantes en la Sede El Salto

De regreso a San Javier

Visita de Observación a la Sede E.R.M. Sector Bonilla - Cerro Azul - Páramo

La Vereda Sector Bonilla se encuentra a 20 minutos en moto desde la Sede Principal.  En esta finca, cuyos dueños donaron un terreno para la escuela, una docente que espera ser contratada, atiende a niños de 0° a 5°.  No cuenta con materiales didácticos, ni siquiera con libros para desarrollar sus actividades.

La docente Ruth Mercedes Mendoza Mendoza, muy amablemente atendió la visita del PTA y estuvo dispuesta a ser observada para reflexionar sobre su práctica pedagógica.

Vista a la llegada a la E.R.M. Sector Bonilla


La docente Ruth Mercedes Mendoza Mendoza  y sus estudiantes nos esperan 

Padre de familia acompañante

Paisajes desde la escuela

Senderos en la montaña

Estudiantes de la E.R.M. Sector Bonilla

Tutora y estudiantes de la Escuela

Tutora

Sala de informática, ahora tomada para el desarrollo de todas las clases.  Aunque hay computadores, la energía eléctrica es inadecuada

Fachada de la Escuela, parte ahora utilizada para el comedor

Interior del comedor escolar

Parte externa del comedor

Baños de la institución

Paisaje desde la escuela

La Escuela se encuentra en lo alto de una montaña

Docente desarrollando una clase de Lengua Castellana (etapa de motivación).  La docente realiza dos dinámicas tratando de motivar a sus estudiantes

Estudiantes de preescolar esperando su turno

Estudiantes de Quinto Grado trabajando en sus libretas una clase de matemáticas, mientras la docente atiende a los niños de Tercero y Cuarto

En esta aula se atienden los grados de 0° a 5°


Los estudiantes, en grupo, leen unas tarjetas entregadas por la docente

Niños leyendo en grupo

Niños leyendo en grupo

Docente realizando un mapa conceptual



Una estudiante explica los elementos de la comunicación

La docente explica valiéndose el mapa conceptual

Libreta de María Alejandra, estudiante de Preescolar

Los estudiantes de Quinto desarrollan un ejercicio de conteo

Se observa la clase anterior: la centena

De regreso a San Javier



De nuevo en San Javier

Serpiente y estudiantes de la Escuela

REFLEXIONES

DE LA CALIDEZ DE MI AULA DE CLASES A LAS FRÍAS TARDES EN LA SIERRA NEVADA DE SANTA MARTA

Por: Ana Zoraya Moscarella Chacón (PTA Ciénaga, Magdalena)

Hay que tener mucha vocación para ser maestro en la Sierra Nevada de Santa Marta; tener el coraje de internarse en parajes casi vírgenes, donde los ríos rápidos y helados, rugen en vertiginosas cascadas; donde la energía eléctrica llega algunas veces o no llega; donde el internet es apenas un sueño y donde los celulares por muy modernos que sean, pierden su carga y su capacidad de comunicarnos.

En la Sierra Nevada de Santa Marta, pueblos que han sido azotados por la violencia muchas veces, conservan a pesar de todo, la humildad y la sencillez propia de la gente del campo; los niños campesinos e indígenas acostumbrados desde muy pequeños al clima cambiante y a la lluvia persistente, cruzan las montañas con sus botas pantaneras y sus machetes al cinto, para llegar a cualquier escarpado lejano donde, ocultas entre montañas, hay escuelitas rurales, sin pisos, construidas en madera, en que docentes de gran vocación y voluntad de servicio, esperan día a día, a los valientes niños que recorren kilómetros y kilómetros motivados por el deseo de aprender; docentes con muy pocos recursos, con libros gastados y desteñidos por el uso, para enseñarles algo de lo que ellos aprendieron alguna vez.

Es cierto, no es fácil ser maestro en la Sierra Nevada.  Estas escuelas descuidadas, donde decenas de maestros trabajan esperanzados como el viejo coronel de Macondo, por un contrato que puede nunca llegar, son muchas veces dejadas sin docentes y los niños esperan año tras año, una nueva oportunidad de continuar sus estudios.

Es cierto, no es fácil ser maestro en la Sierra Nevada donde no existe más diversión que contar las estrellas, en una que otra noche despejada, o recrear con los libros historias fantásticas o realidades que se alejan del presente, donde el sol brilla por ratos para recordarnos el color real de las montañas, donde parece llegar a cuenta gotas lo que en otras partes llega a borbotones…

Pero, tampoco es fácil ser estudiante.  No es fácil trasegar horas de camino, bajo la lluvia, sin más protección que el cabello chorreado, con las botas a media pierna como único escudo ante las culebras y el resbaladizo barro, por estrechos senderos donde un paso en falso puede precipitarlos al fondo de un abismo, con una mochilita guindada al hombro, sin libros, pero llena de ganas y de deseos de aprender, prontos a recibir ese elixir exquisito, que sólo el maestro les sabe brindar.

¡Qué alegría haberme atrevido a llegar a estas tierras, a muchos metros sobre el nivel del mar! Qué bueno haber conocido la otra cara de la educación y ser parte de los maestros que no ven las tardes frías como negras y aburridas, sino como hermosas, fragantes, diferentes a lo que acostumbramos en la Costa Atlántica.  Tardes que invitan a la reflexión, al estudio, a revisar nuestra verdadera vocación y descubrir la riqueza de estos estudiantes llenos de respeto y cariño por los maestros, que no discriminan a sus compañeros, libres de las costumbres de las que tanto nos quejamos en los colegios citadinos.  Esos son los niños de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Observación a los docentes de la Sede Principal de San Javier


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